Tras un largo periódo de maduración, la decisión estaba tomada. Quería tener una máquina recreativa en casa. Había que ponerse, pues, manos a la obra.

Una vez embarcado en la tarea, hecho hueco en casa (o al menos con idea de dónde acoplar el tema) y con algo de dinero disponible, tenía una idea de lo que quería conseguir. Un mueble para 2 jugadores, con 6 botones por jugador, pantalla de, al menos, 25 pulgadas, altavoces estéreo y monedero. Evidentemente, a base de dinero todo se hace, pero el presupuesto es limitado.

Pero por algún sitio hay que empezar, así que surgió la primera elección. ¿Tratar de conseguir un mueble "original" o bien construir uno partiendo de cero? En mi caso, ya que soy un poco chapucero con el bricolaje, decidí intentar hacerme con uno de segunda mano.

Empecé a buscar por Internet, en foros y páginas de la temática, y al final contacté con una persona que me vendió una en bastante buen estado, con pantalla de 25 pulgadas y 3 botones por jugador, y el típico conector JAMMA.

La placa de juego con la que venía en principio no me interesaba, ya que estaba claro que en el corazón de la recreativa iba a residir un PC corriendo el MAME, así que me pareció un gasto innecesario.

Lo que me interesaba principalmente es que el mueble fuera sólido y el monitor en buen estado. El panel de control, al ser de 3 botones por jugador, sabía que en un futuro iba a tener que rehacerlo, y tanto el PC como el sistema de sonido ya los ponía yo de mi cuenta.

Gracias al novio de mi hermana, que consiguió una furgoneta, pudimos efectuar el transporte de la mercancía sin demasiados contratiempos. Sudamos un poco para subirla hasta aquí pero, por fin, tenía una recreativa en casa, aunque todavía quedaba muchísimo trabajo por hacer.

Publicado originalmente en Arcade At Home.