El anterior libro que leí de esta autora, La Hermandad de la Sábana Santa, me dejó bastante buen sabor de boca, así que he probado con su último trabajo: La Biblia de Barro.

  • Autor: Julia Navarro
  • Año: 2005
  • ISBN: 84-672-1285-3

En esta ocasión la trama está ambientada en los meses previos a la invasión de Irak por parte del ejército norteamericano. Una arqueóloga desconocida, Clara Tannenberg, acude a un congreso en Roma para dar a conocer la supuesta existencia de unas tablillas en las que se encuentra el Génesis dictado por el mismísimo Abraham.

La comunidad arqueológica internacional no concede ninguna verosimilitud al anuncio. Sin embargo, la joven, apoyada por su marido, un reputado arqueólogo protegido por el régimen de Sadam, busca apoyos para comenzar la excavación, financiada por su abuelo Alfred.

Sin embargo, la aparición del apellido Tannenberg en los medios de comunicación va a despertar de su letargo las ansias de venganza de cuatro amigos. Durante el desarrollo de la trama sabremos por qué y de quién se quieren vengar (aunque la verdad es que no resulta demasiado sorprendente). Por otro lado, también se destapa otra trama, íntimamente relacionada con la primera, en la que sus protagonistas pretenden expoliar los tesoros arqueológicos iraquíes justo tras el comienzo de la guerra.

El contexto histórico (bien reciente) añade verosimilitud a una historia de conspiraciones secretas, deseos de venganza, corrupción y ansia de poder. La trama está bastante bien construida, y poco a poco iremos descubriendo la relación entre todos los protagonistas de la historia. Hay algunas sorpresas (que no voy a desvelar), y otras que no lo son tanto, porque se ven venir.

Hablando de lo que es el relato en sí, la gran cantidad de personajes a veces confunde un poco. También ocurre en ocasiones que no están marcados muy bien los tiempos de la historia, resultando que un salto temporal no se corresponde con un salto narrativo, lo que descoloca al lector. Me ha resultado curiosa la querencia que parece tener la autora por la expresión "tanto le da", utilizada profusamente, en vez de haber optado por construcciones semánticamente equivalentes, como podrían ser "no le importa" o "le da igual", para añadir algo de variedad.

Por supuesto, no tengo intención de desvelar qué pasa al final, pero sí quiero comentar que, aunque para gustos los colores, empiezo a dudar del concepto que la autora tiene de un "buen final". Ojo, no me refiero a que la historia acabe bien o mal, sino más bien desde del punto de vista de un buen o mal desenlace de la trama. Dejo al lector que opine sobre el particular.