Mientras buscamos unos cuantos presupuestos para la reforma de la casa, en uno de los que ya tenemos vimos que el montante correspondiente a picar y desescombrar baño y cocina es una auténtica burrada.

Así que este fin de semana, cincel, maza y manos a la obra (o sea, a dar mamporrazos).

El show dio comienzo por el alicatado de la cocina. La verdad es que los azulejos no dieron mucha guerra. Prácticamente salían solos apalancando levemente con el cincel. Los más problemáticos fueron los de las esquinas.

El punto más débil está en la junta de 4 de ellos. Un buen golpe y no se resisten. A partir de ahí, a hacer palanca.

La verdad es que parece mentira lo cutres que parecen los muros (en realidad lo son, una fila de ladrillos mal puestos) y lo resultones que quedan una vez rematada la obra.

La buena noticia es que, para próximos "piques" me he hecho con un martillo eléctrico que, espero, nos facilitará la tarea (al menos físicamente hablando). Eso si no se rompe antes, porque nos ha salido por 30 euros. Merecía la pena arriesgarse si funciona. Todavía hay que acabar la cocina y darle al baño.

Fácil, sencillo y para toda la familia...