El agente especial Pendergast vuelve a la carga en una nueva trama de intriga y asesinatos.

  • Autores: Douglas Preston y Lincoln Child
  • Año: 2004 (2006 edición española)
  • ISBN: 84-9793-892-5

Preston y Child son dos autores que acostumbran a trabajar juntos y ya han firmado una larga lista de novelas de intriga policíaca. Quizás la más conocida sea El Ídolo Perdido, que fue llevada al cine en el año 1997. Y son bastantes las que protagoniza el agente especial del FBI Aloysius Pendergast.

En este relato, al igual que en El Ídolo (y en algunos otros), volverá a estar acompañado por el teniente Vincent D'Agosta (con la graduación de sargento en esta ocasión), al más puro estilo Sherlock Holmes y Watson. El sargento D'Agosta pone es el contrapunto de humanidad terrenal al lado de la genialidad de Pendergast.

En esta ocasión, los protagonistas tendrán que investigar lo que parecen violentas muertes causadas por el mismo Satanás, quien viene a cobrarse la deuda que contrajeron las víctimas al venderle su alma, o eso trata de aparentar el responsable de las matanzas. Por increíble que parezca y, aunque está claro que no es el diablo el autor de las muertes, no podremos ni imaginar por dónde van los tiros, al menos desde un primer momento.

Además, siguendo los cánones establecidos, existe una segunda trama entrelazada, que nos narra la historia de un convicto con ansias mesiánicas que logra convocar a centenares de personas acampadas en pleno Central Park de Nueva York. Por desgracia, tal y como está planteada y, sobre todo, tras ver cómo se resuelve, se trata de una parte del relato totalmente prescindible, que parece haber sido incluida para aumentar la longitud del libro y como paréntesis para crear impaciencia en el lector.

Asesinatos en serie, misterios sobrenaturales, etc., son típicos argumentos del género policíaco. No obstante, uno de los puntos fuertes de esta novela es que el móvil de los crímenes no queda claro hasta más allá de la mitad de la trama. Además, aparte de sorprendente no deja de ser parcialmente plausible, lo cual lo aparta de la típica fantasmada a lo película de Hollywood que se suelen sacar los autores de la manga para tratar de explicar hechos inverosímiles. Las deducciones que van haciendo los policías, cómo van desmadejando el ovillo, no se basan en "ciencia infusa", sino que todo está perfectamente argumentado. Tampoco pueden faltar a la cita las escenas de acción, incluso alguna de sexo.

No voy a tardar en ponerme con el siguiente de la lista, La danza de la muerte. Al parecer, continúa la parte de la historia que queda más difusa. Y casi que suspiro aliviado al ser así, ya que antes de empezar tuve ambos en la mano y tuve que decidir a boleo por cuál comenzaba. Esta vez salió bien la jugada.