Seguir participando en carreras de 10Km no tiene mucho sentido, salvo que quiera seguir gastándome el dinero y acumulando camisetas técnicas. El siguiente objetivo lógico, que sería aproximar la marca a los 45 minutos, no es algo que me motive demasiado. Por lo tanto, este año voy a cambiar un poco el calendario de carreras.

Sigo teniendo en mente participar en alguna maratón, pero primero he de definir un buen plan de entrenamiento. Una maratón no es una prueba en la que puedas participar sin riesgos con un entrenamiento nulo o deficiente, ya que existen muchos riesgos, no sólo de no terminarla (que sería lo de menos) sino de lesionarse.

Para empezar, he cambiado la Media Maratón de Madrid, en la que he participado los dos últimos años, por la Media Maratón de Latina. Y os cuento qué tal me ha ido.

Lo primero es que la preparación no ha sido tan buena e intensiva como para las medias maratones anteriores. A penas dos meses después de los excesos navideños, y con bastantes imprevistos durante el mes de enero que me han impedido retomar los entrenamientos con la regularidad necesaria.

El perfil de esta carrera es contrario al de la Media de Madrid. En aquélla, se empieza subiendo hasta la mitad de carrera y la segunda parte de la misma se hace cuesta abajo, salvo algunos pequeños repechos y el final en subida. En ésta, se empieza llano o cuesta abajo, en el kilómetro 8 tienes la subida a Batán que te rompe (sí, se me siguen atragantando las subidas) y la segunda parte de la carrera es cuesta arriba, con una subida importante sobre el kilómetro 18 que me ha condicionado bastante el tramo final de carrera.

La mañana estaba fresquita pero, afortunadamente, ni ha llovido ni ha nevado, como se pronosticaba al comienzo de la semana. Buen ambiente en la salida, teniendo en cuenta que es una prueba en la que la participación no es tan masiva como en otras más conocidas. Como he comentado antes, al principio el perfil es llano tirando a cuesta abajo, por lo que es importante regular, ya que hay que reservar fuerzas para los puntos duros que llegan después. En varias ocasiones he mirado el reloj y bajado un poco el ritmo porque, si bien iba cómodo, sabía que cuando tocara subir no iba a poder aguantar a esa velocidad.

A diferencia de otras carreras en las que he participado, ésta transcurre por un recorrido que sí conozco (parcialmente) de mis entrenamientos, por lo que en algunos tramos me ha resultado más fácil regular. Curiosamente, pese a ello, la primera parte, hasta la cuesta de Batán, se me ha hecho bastante larga.

El segundo tercio de la prueba transcurre ya por la Casa de Campo, lugar que también conozco bien de mis entrenamientos. Sin embargo, con la variante de rodear el Lago pasando por detrás de las pistas de tenis, con una cuesta arriba bastante puñetera. Nuevamente, tocaba apretar los dientes y escuchar la arenga de la liebre del 1.55, que se ha pasado toda la carrera animando, lo cual es muy de agradecer.

Cuando voy entrenando por estos andurriales, normalmente hago la vuelta por el carril bici, ruta por la que la subida al metro de Casa de Campo es más tendida salvo por un repecho, muy, muy duro pero muy corto. Esta vez, en cambio, tras subir un poco por la Carretera de Zarzón (detalle que no recordaba), supongo que para ajustar la distancia de la carrera, el retorno era por la carretera del Zoo, una ruta por la que creo que no he subido nunca corriendo. Éste era el tercer escollo importante de la prueba y el que, al menos en mi caso, ha condicionado el tiempo final. El resto del recorrido, después de la fuerte pendiente descendente de la calle Los Yébenes, es lo que se suele denominar un "falso llano", pero que en realidad es una tendida cuesta arriba hasta la pista de atletismo del polideportivo de Aluche. Curiosamente, ha sido la segunda carrera, y de forma consecutiva, que termino dentro de una pista de atletismo.

Al final mi marca ha sido de 1h54'12". No he mejorado la anterior de la Media de Madrid, pero sí la de mi primera Media. Y creo que este recorrido es más duro. Dicho lo cual, me pensaré si volver a correrla el año próximo. Correr por el barrio me gusta, pero tendría que trabajar un poco mejor las cuestas. Me lo pongo como tarea. Y, eso sí, en la línea de meta, sólo de pensar que en una maratón me quedaría todavía otro tanto por correr, se me quitan las ganas. Lo que quiere decir que, si pretendo afrontar y superar ese reto, he de prepararme a conciencia.