En plena fiebre de libros ambientados en la "realidad oculta" de la Iglesia Católica aparece este título, con tres lustros a sus espaldas, pero que, al parecer, nunca antes fue editado en España. Si esto es cierto, resultaría cuanto menos incomprensible, ya que se trata de un relato de intriga muy bien llevado a cabo.

  • Autor: Thomas Gifford
  • Año: 1990
  • ISBN: 84-672-1082-6

Vuelvo a citar El Código DaVinci, pero es que este libro que me acabo de leer le da veinte vueltas. Tanto en argumento como en profundidad de la trama, así como en la forma de presentarla al lector. Thomas Gifford dio forma a un gran relato en el que, al parecer, invirtió nueve años de trabajo de investigación (no sé si en ese largo lapso de tiempo irá incluido lo que le llevó escribir la novela).

Por supuesto que todo el trasfondo de la novela es ficticio, pero de una realidad cuando menos alarmante. El relato comienza con que el asesinato de tres personas relacionadas con la Iglesia salpica directamente al protagonista, Ben Driskill, ya que su hermana Val es una de las víctimas y, por otra parte, su padre Hugh es una persona influyente dentro de la jerarquía Católica.

Por vengar su muerte, Ben seguirá los pasos de la investigación que estaba llevando a cabo su hermana, e irá descubriendo la misteriosa relación que se forjó en París durante la Segunda Guerra Mundial entre varios personajes relacionados con la Iglesia de Roma y el Nazismo alemán. Una relación que trataba de recuperar el espíritu de los Assassini de la Iglesia, asesinos a sueldo de los Papas Católicos y la Curia romana.

El libro trata de pasada temas como la connivencia entre la Iglesia y la Alemania Nazi, el expolio de obras de arte y tesoros confiscados a los judíos, la tibieza del Papa Pío XII frente al régimen de Hitler o los manejos e intrigas que se desarrollan (supuestamente) ante la elección de un nuevo Sumo Pontífice (situación que nos recuerda bastante a la vivida recientemente).

El relato va cogiendo ritmo a medida que avanzamos la lectura. La primera parte resulta un poco lenta, pero si no nos hemos desanimado, a partir del ecuador del libro la trama se pone interesante. Además, para los lectores poco avezados a la hora de anticipar posibles sorpresas, los principales secretos se mantienen ocultos hasta prácticamente las últimas páginas.

El estilo de la narración alterna capítulos en primera persona, aquéllos que tratan de lo que le ocurre al protagonista, con otros fragmentos en tercera persona. Las historias se van hilvanando a lo largo que transcurre el libro hasta desembocar en el final.

El desenlace resulta en parte predecible, pero también algo inesperado. Como es costumbre, no voy a desvelar ningún detalle, sólo comentar que me ha dejado un buen sabor de boca. Y no puedo dejar de recomendar la lectura de este libro a los amantes de las novelas de misterio aderezadas con los ingredientes típicos (intrigas que se dilatan a lo largo de varias décadas, Iglesia, Nazismo, la Segunda Guerra Mundial...).

Mi próxima lectura, si no me equivoco, abandona la temática de "intrigas palaciego-religiosas" para abordar las "intrigas político-tecnológicas".