No son los que cumplo hoy (aunque ya me gustaría pillarlos). Yo tenía ya algunos cuando, el 23 de abril de 1982, Sir Clive Sinclair presentó en el Hotel Churchill de Londres una pequeña máquina que revolucionaría la informática doméstica y, en lo personal, marcó claramente lo que sería mi futuro profesional.

En una época en la que sólo unos pocos privilegiados tenían acceso a la informática, principalmente por el precio y el tamaño de los equipos, Sinclair construyó un ordenador barato pero bastante aprovechable, basado en un microprocesador Z80A, con versiones de 16KB (125 libras) y 48KB (175 libras), un teclado con teclas de goma y una resolución en pantalla de 256x192 pixels, con 8 colores en 2 niveles de brillo. Todo un alarde.

No me voy a extender en sus virtudes y sus defectos. Sólo pretendo unirme humildemente a las celebraciones de su 25 aniversario. Por suerte o por desgracia, tras conocerlo en las navidades de 1984, poco después de su llegada a España, de la mano de mi vecino de al lado, cambió mi vida y la convirtió, en parte, en lo que es ahora, introduciéndome el gusanillo de la informática.

A todos los nostálgicos, ¡compraos una camiseta, que vuelan! Yo ya tengo la mía.