Mira que pintar (de brocha gorda) parece una tarea sencilla, pero se me da fatal.

Y si a eso le sumas no poder ir dando brochazos sin ton ni son, sino pintar ladrillo a ladrillo, pues imaginaos la tarea que se viene encima.

No he contado cuántos ladrillos hay en la terraza, pero pintarla entera (bueno, las dos paredes que tienen ladrillos) me ha llevado unas 8 horas de tiempo real, repartidas en dos días y medio.