Pues sí, como resulta evidente a quien haya seguido de cerca mis insinuaciones en el blog, ya soy el flamante poseedor de una moto. En concreto, se trata de una scooter coreana taiwanesa de 125cc, una Kymco Yager GT.

Que no os engañe el nombre. Es una moto un poco más grande que las típicas de 50cc, que se puede conducir con el carnet B y tres años de experiencia, y que es lo suficientemente ágil y económica para moverse por ciudad.

La verdad es que, después de mi primera experiencia, y con lo que suele costar sacarse el carnet (ya sea de coche o de moto), encuentro un poco extraño que te dejen conducir una moto sin, al menos, haber acreditado algunas prácticas previas.

Yo jamás había cogido una moto. El vendedor te explica cómo funciona, donde están los mandos principales y, después, te deja la moto en la puerta del concesionario. A partir de ahí es cosa tuya, y puede resultar MUY PELIGROSO. De hecho, yo me di un susto nada más salir de allí, camino de la gasolinera (te la dan con el depósito seco) que está a 200 metros, y es que no fui capaz de hacer un giro a derechas y, por suerte para mí, me vi haciendo equilibrios y pasando entre los coches aparcados y el vehículo que venía en sentido contrario al mío (sí, habéis leído bien, para haberme matado a los dos minutos de ser motorista).

Por tanto, los dos primeros consejos que me atrevo a dar (y que yo no seguí porque ni siquiera lo sabía) son:

  • Si es posible (y, si no, haced todo lo posible), que os dejen una moto similar para daros una vueltecilla en algún aparcamiento vacío de un centro comercial o similar. He oído que conducir una moto pequeña es como llevar una bici. Falso. Llevar la aceleración en el puño no se parece en nada a pedalear. Hay que tener tacto en la muñeca derecha, y sólo se consigue practicando.
  • Cuando vayáis a recoger la moto, intentad ir con la ropa lo más cómoda posible, que no entorpezca vuestros movimientos, y con unos guantes que os permitan el mayor tacto posible, hasta que os acostumbréis a los mandos.