Las tarjetas de débito/crédito se han convertido en el método de pago habitual en nuestros días. Hemos cambiado el tacto de monedas y billetes por el dinero "de plástico". Y parece que algo tan común, y tan importante como es nuestro dinero, se maneje de forma tan descuidada. Veamos los casos más típicos:

  • Que la persona encargada de cobrar no compruebe nuestra identidad. Hay varias versiones, como que entreguemos la tarjeta sin acompañarla del DNI y no se nos solicite, o bien que entreguemos ambos y nos rechacen el DNI, argumentando que "no hace falta". Suele ser típico de los restaurantes chinos, aunque también ocurre que, si les das el DNI, se lo llevan a la caja (lo cual creo que está prohibido).
  • Que la persona encargada de cobrar hace como que comprueba el DNI, pero no lo hace. Digo esto porque, en una ocasión, equivoqué mi tarjeta con la de un compañero de trabajo, el fin de semana pagué con la suya (y yo siempre muestro el DNI), y no me dijeron nada.
  • Que la persona encargada de cobrar únicamente valide que el DNI y la tarjeta corresponden a la misma persona. Hay veces que miran con atención ambos documentos pero ni levantan la vista para comprobar que el DNI es de la persona que lo porta. En alguna ocasión me he sentido tentado de pagar con la tarjeta y el DNI de mi novia, por experimentar...
  • Que la persona encargada de cobrar compruebe, además, la firma. Aunque luego casi nunca la comparan con la que haces, y tampoco me pareció nunca un método demasiado fiable para comprobar la identidad de una persona. Aquí también me han dado ganas muchas veces de firmar la tarjeta con algo "gracioso".

Pero lo que no hacen nunca, nunca, es comprobar que el resguardo que se imprime se corresponda con la tarjeta. Con lo cual es muy fácil (y es lo que suelen hacer) copiar la banda magnética de una tarjeta en otra. De esta forma, aparentemente, la tarjeta concuerda con el DNI y con la persona que efectúa el pago. Pero los datos almacenados en la banda magnética son de otra (de la persona que está siendo robada).

Bueno, nunca no. Estas pasadas navidades, comprando en Mediamarkt, vi cómo comprobaban los resguardos. Debe ser que estaban especialmente precavidos, porque no lo he vuelto a ver, ni allí ni en ningún otro sitio.

Hace años que leí en un blog los resultados de un experimento que habían hecho "jugando" con las tarjetas, haciendo cosas del estilo de firmar los recibos con el nombre de un personaje popular o similares. Demostraban que era terriblemente fácil hacer un uso fraudulento de las tarjetas. A ver si tengo un rato para intentar recuperar el enlace, me resultó una lectura muy interesante.