Lucas es algo así como el niño al que los demás torean en la escuela y que, en su casa, se crece ante los más débiles que él. En concreto, parece que la ha tomado con el hormiguero de su jardín, haciendo la vida imposible a los pobres bichillos que allí habitan. Así que las hormigas, hartas de tanto destrozo, reducen al jovenzuelo a su tamaño y lo condenan a vivir en la colonia. Allí, su forma de ver la vida cambiará para siempre.

Primeras impresiones

No será la primera vez (ni la última), que un videojuego trata de aprovechar el tirón de una licencia cinematográfica para hacerse un hueco en el mercado. A lo largo de la historia del entretenimiento electrónico hemos tenido la ocasión de disfrutar (o sufrir, según el caso) de decenas de adaptaciones de películas. A nuestras manos han llegado desde maravillas como Indiana Jones y la Última Cruzada, por citar un ejemplo, hasta bodrios del calibre de ET para Atari 2600 (caso paradigmático donde los haya).

En esta ocasión, la historia nos cuenta las aventuras de un niño, Lucas, que, debido a los extraños derroteros que toma el destino (y la imaginación de los guionistas de cine), se encontrará conviviendo con un grupo de hormigas, entre las que aprenderá los clásicos valores de la amistad, el esfuerzo, el respeto y el trabajo en equipo.

En cuanto al juego en sí, estamos ante un plataformas tridimensional sin mayores pretensiones ni alardes técnicos. Lucas tendrá que ir superando las diferentes misiones que le irán planteando las hormigas hasta que se convierta en un miembro de pleno derecho de la comunidad.

El mapeado no es demasiado extenso. Se va desbloqueando por zonas y resulta fácil de memorizar. Básicamente, las misiones se reducen a acabar con los enemigos del hormiguero (avispas, tijeretas y otros bichos), o bien recolectar objetos o trasladarlos de un sitio a otro. Nuestras habilidades son más bien escasas: caminar, correr, saltar y usar varios tipos de armas, que iremos obteniendo a medida que avanza el juego.

Aparte de todo esto, podremos "invocar" a nuestras compañeras hormigas en algunos puntos del mapeado, de forma que, todas en grupo, nos ayuden a sortear algún obstáculo, bien construyendo una escalera, una pasarela o lanzándonos hacia el cielo cual "tirachinas hormiguil". La llamada a las demás hormigas sólo puede hacerse en algunos puntos prefijados del escenario, lo cual limita mucho nuestra libertad y la forma de afrontar la solución de los retos que se nos presenten.

Gráficos

Nada del otro mundo. Nos parece estar viendo el mismo motor tridimensional desde la segunda gran hornada de juegos de PlayStation 2. Y eso es malo, no ya porque la consola de Sony no dé más de sí (ya hace tiempo que nos dimos cuenta de que, de recrear los gráficos de Toy Story en tiempo real, la mitad de la mitad), sino porque ha pasado el tiempo suficiente como para que los típicos defectos de "popping", "jaggies", etc., pese a que son inevitables debido a la potencia de la consola (en relación a los gráficos que se pretende mostrar), estuvieran mejor disimulados.

En su favor hay que destacar que las escenas cinemáticas están creadas con el propio motor del juego, lo cual es de alabar porque no rompe la continuidad visual de la partida. En casos como éste lo normal habría sido salpicar el desarrollo de la acción con tomas extraídas de la propia película.

También hay que destacar el modelado del protagonista, Lucas, que está bastante conseguido, bastante por encima del resto de bichos, y a años luz de los muy coloridos decorados.

Sonido

Las músicas de fondo se hacen demasiado repetitivas, lo cual no es un defecto en sí. El problema es que se notan demasiado los cortes entre bucle y bucle, lo cual llega a distraer nuestra atención y ser algo molesto. Pensamos que un poco más de esmero en este apartado habría aportado al juego un mejor acabado. Una banda sonora debería ser capaz de emocionarnos en los momentos cruciales y no desviar nuestra atención el resto del tiempo.

Por su parte, el doblaje está en perfecto castellano, lo cual es de agradecer, especialmente para los más pequeños que no dominen el inglés o bien no tengan la suficiente soltura como para ir leyendo los subtítulos.

Jugabilidad

El manejo se nos antoja algo extraño. Y es que, para empezar, raro es que el protagonista de un plataformas no pueda saltar a nuestro antojo. En The Ant Bully, Lucas saltará automáticamente desde una cornisa hasta la situada enfrente simplemente con movernos hacia adelante.

El control con el stick analógico es demasiado sensible, con lo cual es fácil que nos pasemos al hacer giros rápidos. Pero bueno, esto se puede solventar con algunas horas de práctica.

Lo que sí que resulta una mala idea, a todas luces, es usar el mismo botón para efectuar una acción (normalmente para recoger objetos, aunque también para escalar por superficies verticales) y para rodar cuando estamos en movimiento. Esta asignación nos impide, por ejemplo, recoger objetos "al vuelo" según vamos avanzando, lo cual, en ocasiones, añade dificultad al juego. Quizás esté hecho a propósito.

Vida del juego

Se nos antoja corta. Principalmente porque la escasez de misiones no se ve compensada con la aparición de contenidos extra, como pueden ser niveles desbloqueables, la consecución de nuevas armas, capacidades o poderes. Esto redunda en que, una vez que terminemos el juego, es fácil que acabe en la estantería.

Dificultad

El juego se hace complicado en algunos momentos, pero más por lo extraño del control del personaje que por la acción en sí misma. Aunque, bien pensado, es bastante probable que el público infantil, al que va dedicado el juego, no tenga tantos prejuicios a la hora de acostumbrarse a manejar a Lucas, y no aprecie ningún tipo de problema en ese sentido. Los que estemos acostumbrados a Mario, Crash Bandicoot, Jak, Daxter y personajes de esa cuerda, nos sentiremos un poco raros.

Eso sí, encontraremos algunos enemigos que son un poco plastas, pero con paciencia podremos acabar con ellos sin demasiadas dificultades. Es cuestión de afinar la puntería e inmovilizarlos a base del cañón de seda o acabar con ellos a dardazo limpio.

Conclusión

The Ant Bully es un juego correcto, del montón. Si no estuviera apoyado por una licencia conocida, posiblemente pasaría desapercibido entre las decenas de juegos que se publican hoy en día. Sin embargo, la buena adaptación de la película, incluyendo algunos elementos novedosos, y el hecho de que el juego, sin ser una maravilla, tampoco adolezca de defectos brutales, lo convierte en un interesante regalo para un niño. También ayuda su precio de salida, un tercio más barato de lo habitual.

No obstante, saliéndonos de ese perfil infantil, si te sobra mucho tiempo y te agradan mucho los personajes de la película, quizás te merezca la pena pasar el rato con este título. Si no, te podemos asegurar que hay otras propuestas mucho más interesantes en el catálogo de la ya veterana PlayStation 2.

Ficha técnica

PlataformaPlayStation 2
ManualEspañol
VocesEspañol
TextosEspañol
MultijugadorNO
RecomendadoNO
Lanzamiento25/08/2006
Precio39,95 €
PEGI7+

Puntuación

  • Sonido: 6/10
  • Gráficos: 7/10
  • Jugabilidad: 7/10
  • Vida: 5/10
  • Dificultad: 7/10
  • Total: 6,4/10

Este análisis fue publicado originalmente en plastico.tv el 04.10.2006.