Cuando era pequeño y tenía el Spectrum, una de las máximas de mis padres durante las vacaciones era: "no llevar tele". A diferencia de hoy en día, donde se puede encontrar una pantalla en casi cualquier habitación de la casa, en aquellos años era bastante común alquilar apartamentos sin televisión. Nosotros sólo teníamos una que, evidentemente, no íbamos a llevar de viaje, ya que íbamos bastante cargados con todo el equipaje, la nevera, la lavadora (sí, teníamos una lavadora de viaje, quizás una cosa así les resulte familiar a los más veteranos del lugar).

Teníamos una pequeña tele blanco y negro pero, así las cosas, se quedaba en casa, con el Spectrum. Las Microhobbies, Micromanías y cuadernos de papel milimetrado para dibujar mis propios gráficos eran mis compañeros de vacaciones. Sólo las "maquinitas" (las Game&Watch) me acompañaban durante ese mes en la playa. Más tarde, lo hizo la Game Boy.

Han tenido que pasar 20 años para que el menda juegue al Spectrum de vacaciones. Y ha sido gracias a la Nintendo DS y el emulador ZX DS. Antes de salir de casa hice una pequeña selección de juegos. He apostado a caballo ganador, esto es, no he traído ninguno desconocido. Los elegidos han sido (no necesariamente por orden de preferencia y/o calidad): Manic Miner, Saboteur, Bruce Lee, Turbo Esprit, Green Beret y Sokoban.

Al que le estoy dedicando más tiempo es al clásico de Matthew Smith. Es un título del que no disfruté en su momento, ya que yo me incorporé a partir de la "segunda hornada" de juegos, en 1985. No voy a descubrir nada nuevo. Simplemente es un título con un componente de adicción y superación del que pocos juegos actuales disponen. He pasado de no superar la primera pantalla a llegar a la séptima u octava. Dicho así suena a chiste, pero es todo un logro.

Me estoy dando cuenta de que, de pequeño, no era tan perseverante con los juegos. Seguramente que, por ello, me acabé pocos en su época. Y, aunque parezca paradójico, también me alegro de que mis padres no me dejaran llevar el ordenador de vacaciones. En ninguno de esos meses de agosto tuve ocasión de aburrirme ni un momento.

PD: No me he acabado el Manic Miner, estoy atascado en una pantalla. ¡Miguel, ayúdame!