Llevaba un par de días en los que, entre unas cosas y otras, apenas había salido de casa. Así que esta tarde decidí que no podía pasar un día más sin bajar a correr.

La verdad es que la idea era hacer una media horita de trote, más para que me diera el aire que otra cosa. Pero me he ido animando, viendo que me encontraba bien, y al final me he dado una buena vuelta. He cambiado la bajada hasta la Ermita del Santo, atravesando por la calle Caramuel hasta llegar a la Puerta del Ángel y, una vez allí, hacia Lago y, por la Casa de Campo, hasta el barrio de vuelta.

En total, una hora de carrera. Paré un poco después del kilómetro 9, y el resto lo hice caminando hasta casa.

Por cierto, que me he quedado con un par de sitios desde los que se pueden hacer fotos chulas, a ver si me animo.