Me encantaría poder ilustrar esta entrada con algunos vídeos. Si fuera un conductor ruso, podría hacerlo sin ningún problema.

El caso es que, conduciendo a diario, uno ve muchas barrabasadas al volante. Pero me quedo con tres detalles que veo continuamente y que me fastidian bastante.

  • Hablar por el móvil (o darle al Whatsapp, que también) mientras se conduce. Además que no lo hace gente con un Seat Panda, con todos mis respetos, sino gente con carrazos de muchos miles de euros y móviles de última generación. ¿No tenéis dinero para comprar un manos libres? O, lo que puede ser peor, ¿no sabéis conectarlo al manos libres del coche?
  • Ir sin luces por los túneles de la M-30. Y, nuevamente, no sólo gente con coches antiguos, sino vehículos recién estrenados, que probablemente lleven hasta encendido automático del alumbrado. Todos los días veo a cuatro o cinco de estos.
  • Y, esta es la que más me revienta. La manía de ir por el carril central. En los túneles, aunque no es exclusivo de esta vía, todo el mundo va circulando por el carril central. Entiendo que, probablemente se sientan más seguros con un carril a cada lado de margen. Pero, de verdad, no veo mucho peligro en ir a 70 km/h por el carril de la derecha. Aunque lo apoteósico ha sido esta Semana Santa ver cómo cada cual iba por el carril que le apetecía a la velocidad que le daba la gana, si bien la mayoría de coches circulaban a 100 km/h por el tercer carril (en el tramo en que hay cuatro). Todo un despropósito.

No pasan más cosas porque no tienen que pasar. Pero claro, luego te sacan la estadística de que estas vacaciones se han registrado las cifras de mortalidad más bajas desde hace un montón de años (de lo cual me alegro profundamente) y parece que con eso vale. Aunque habrá gente que respete los límites de velocidad en conciencia, yo creo que muchas personas los respetan por el miedo a una posible multa y el nada desdeñable precio de los carburantes.