Mirror's Edge es uno de esos títulos clásicos del catálogo de PS360 que, supuestamente, todo el mundo debería tener. Fue desarrollado por DICE, creadores de la saga Battlefield por la que el público general les conocerá, aunque yo los conozco desde Pinball Dreams (Commodore Amiga, 1992). Lanzado en 2008 con un concepto rompedor de la acción en primera persona, me hice con él a un precio muy reducido hará ya un par de años, pero no ha sido hasta ahora que he encontrado el momento de ponerme con él.

En el juego tomaremos el papel de Faith, la protagonista, que es una "corredora" en un futuro distópico. Los "corredores" son personas que trabajan contra el régimen dictatorial que detenta el poder y su tarea consiste en transmitir mensajes entre grupos de la resistencia. Para ello, se mueven como pez en el agua por tejados, azoteas, barandillas, escaleras, usando movimientos de parkour.

La puesta en escena es novedosa ya que el juego se plantea en una perspectiva en primera persona desde la que, como mucho, en ocasiones veremos nuestros propios brazos y piernas mientras intentamos agarrarnos a cornisas o rodamos por el suelo. La cámara se mueve a más velocidad cuanto más deprisa nos desplazamos, lo que a mí, particularmente, me ha provocado pequeños mareos y nauseas tras sesiones algo prolongadas de juego (más de una hora). También podremos robar las armas a los enemigos y usarlas en su contra, aunque disparar no es el punto fuerte de la protagonista ni tampoco la mecánica principal del juego.

Los dos sticks analógicos operan como lo suelen hacer en este tipo de juegos: el izquierdo marca hacia dónde nos movemos y el derecho hacia dónde miramos. Los gatillos izquierdos nos permitirán movernos hacia arriba (saltar, trepar) o hacia abajo (escurrirnos, descolgarnos). Los gatillos derechos nos permiten golpear, bien para abrir puertas, bien para neutralizar a los enemigos) y efectuar un giro de 180 grados, respectivamente.

Por resumir, cada una de las 9 fases a las que nos enfrentaremos consistirá en llegar de un punto A a otro punto B del escenario, si bien el camino no es para nada evidente. Al principio se resaltarán en color rojo aquellos elementos (escaleras, trampolines, rampas, tuberías, etc.) que nos guiarán hacia nuestro objetivo, pero dicha ayuda visual cada vez será más escasa. También hay que contar con que si nos movemos deprisa y encadenamos movimientos, esto nos permitirá coger más impulso y alcanzar lugares más elevados y/o alejados.

A destacar: la estética cell-shading pero con cierto realismo y la banda sonora. El tema principal me encanta.

Como conclusión, será que la historia no me ha enganchado, será esa cierta sensación de mareo, será que no he conseguido dominar los controles del juego, o que no están todo lo pulidos que deberían. El caso es que he de reconocer que lo he acabado por no dejarlo a medias más que porque me apeteciera seguir jugando. La historia tiene tres niveles de dificultad (yo jugué el intermedio) y, además, podemos rejugar cada una de las fases en modo "contra el cronómetro" para intentar completarlas lo más rápido posible. Pero, sinceramente, no creo que lo haga. Para lo que costó, doy este título por amortizado.