En abril de este año concluí la lectura de la primera parte del que es, sin duda, el libro más famoso de la literatura universal escrito originariamente en lengua castellana. Dejé para más adelante la segunda parte, con el compromiso de afrontarla antes de que acabara el año.

  • Autor: Miguel de Cervantes
  • Año: 1605 (Edición de 1982)
  • ISBN: 84-7551-000-0

No está claro que Cervantes tuviera en mente la creación de esta segunda parte tras concluir la primera, si bien la conclusión del relato dejaba la puerta abierta. Sin embargo, tras la aparición del "Quijote de Avellaneda", parece que acicató al genial autor complutense a continuar narrando las aventuras del hidalgo manchego.

Es curioso que las aventuras más conocidas de don Quijote, por así decirlo, pertenecen a su primera parte. Todo el argumento de esta segunda parte me ha resultado novedoso. Lo curioso es ver cómo Cervantes ridiculiza al Quijote de Avellaneda en algunos de los fragmentos, lo cual da que pensar sobre la premeditación que pudiera tener acerca de estas nuevas aventuras.

En el relato seguimos viendo a un hidalgo bastante cuerdo salvo en lo tocante a historias de caballería andante, donde pierde totalmente el norte y a su escudero que demuestra bastante mesura en su juicio, dentro de la locura que le lleva a seguir las aventuras de su amo.

La lectura es bastante ardua. Sin embargo, no sé si debido a mi concentración personal durante la lectura o al propio texto, me ha resultado más heterogénea, con algunos de los pasajes de lectura y comprensión más sencillos que otros. El texto sigue salpicado de notas a pie de página con las que el editor pretende facilitar la comprensión de algunas palabras o construcciones, que en la actualidad ya están en desuso o han cambiado de significado.

Al final del relato (lo destripo porque entiendo que el argumento de esta novela es prácticamente de dominio público), el protagonista se redime, recupera la cordura y se da cuenta de lo equivocado que estaba al creer como reales las aventuras que narran los libros de caballerías.

La conclusión final que puedo sacar de esta experiencia es que El Quijote no es una lectura trivial, que no se debería afrontar sólo por distracción, sino buscando algo más. La edición que poseo ayuda bastante a la comprensión, no ya por sus anotaciones semánticas, sino por la contextualización que hace de algunos fragmentos. El Quijote es una novela que refleja la realidad de la época en la que fue escrita (más si cabe en su segunda parte), y leerla perdiendo ese contexto histórico le hace perder parte de su significado.

Desde luego que para alguien a quien le guste la literatura, es recomendable afrontar su lectura, pero sí que recomiendo buscar el momento adecuado.

El próximo título seguramente será algo de lectura fácil, para cambiar de tercio. Veremos si lo acabo antes del final de año, con lo que se completarían 18 libros leídos y comentados, que no es una mala cifra.