Ha costado.

Ha costado un poco más de un mes. Un poco más de un mes y mucha pelea, porque estaba prácticamente desahuciada. El seguro me la quería dar siniestro, y es que el golpe fue bastante duro en la estructura. Pero al final hemos conseguido sacarla adelante, y ya está de nuevo entre nosotros.

Sí, hablo de mi moto, mi Yager. Cómo la he echado de menos en todo este tiempo. Por dos de sus principales virtudes: la agilidad para moverme por la ciudad y el consumo.

A ver cuánto tiempo pasa hasta que otro cenutrio me vuelva a tirar al suelo (o me caigo yo solito, que uno nunca está libre de pecado). Y, aparte de eso, esperemos que no haya ningún otro daño oculto que no haya sido reparado.

Próxima estación: cambio de casco, que el mío ya está muy currado. Tengo algunas ideas.