No es que sea supersticioso. Me he dado cuenta del día que era al pensar en escribir este post con mis experiencias del día. Y tampoco se puede decir que sea raro o producto de la mala suerte lo que nos ha ocurrido. Pero no deja de tener cierta gracia que haya sido precisamente hoy.

De mi paso por la autoescuela mientras me sacaba el carnet de conducir se me quedaron grabadas un puñado de enseñanzas de mi profesor, Bernar. Una de ellas era que nos repetía, para que se nos metiera en la cabeza, que la señal de STOP significaba: “Si Tienes Ojos, Para”. Es una tontería, pero el mensaje subyacente es muy importante y, por lo que se ve, mucha gente no lo conoce o no lo aplica. Para más inri, en mi primer examen suspendí por detenerme pisando la línea. Es algo que no se me olvidará.

Y no es cuestión de que haya que parar para evitar que te pongan una multa; en la mayoría de las situaciones es peligroso hacer un simple “ceda el paso”. Yo cuando veo un STOP lo tengo claro, sólo pienso en detener el coche delante de la línea. Una vez ahí, mirar y reemprender la marcha de forma segura.

Como digo, saltarse un STOP es como jugar a la ruleta rusa. En la siguiente foto vemos uno que está en un acceso de una autovía hacia el centro de Madrid, con una visibilidad ridícula. Saltarse éste en plena hora punta mañanera es como jugar con el tambor lleno de balas.

STOP incorporación A5 sentido Madrid STOP incorporación A5 sentido Madrid

Pues en mi caso, parece que lo que es jugar a la ruleta rusa es detenerse. Hoy ha sido la cuarta vez que me endiñan por detrás en este punto. La primera con la moto y, afortunadamente, el vehículo contrario también era otra scooter. De no ser así, posiblemente ahora estaríamos hablando de un accidente mucho más grave.

Es un lugar por el que pasamos todos los días para ir al trabajo, por eso mi comentario anterior sobre la estadística. Algún día nos tenía que tocar. Cuando circulas a diario sabes que, tarde o temprano, tendrás un golpe. De lo que se trata es de evitar que sea grave.

Por ello, lo que más me ha molestado no ha sido el golpe en sí, sino las circunstancias. El otro motorista se ha disculpado de la peor forma que podía hacer: “lo siento, pensaba que ibas a seguir”. Pues no, majo, me iba a parar porque es un STOP y porque vienen coches circulando por el arcén de la autovía (eso daría para otro post completo). Y ya te vale tener intención de saltarte un STOP, no ya por ti, sino porque vas con un niño pequeño, ¿tu hijo?, de paquete en la moto. Afortunadamente no ha pasado nada más grave que un golpe que se ha llevado mi mujer, sin consecuencias, y la rotura de la estribera izquierda.

Estribera rota Estribera rota

Sin embargo, por las prisas y la situación (todavía de noche, mucho tráfico y prisa por llegar a la oficina), hemos intercambiado los teléfonos pero he olvidado apuntar la matrícula, con la esperanza de quedar por la tarde para rellenar tranquilamente el parte amistoso. Pues bien, una vez superado el susto inicial, parece que nuestro inconsciente amigo tiene una vida demasiado ocupada como para molestarse en dedicar cinco minutos a rellenar y firmar el parte amistoso. Incluso siendo "vecinos" (vive en la torre de al lado). Esa desidia combinada con un aire de superioridad hace que me lleven los demonios. Claro, él es una persona muy ocupada, mientras que yo tengo todo el tiempo del mundo para llevar la moto al taller, dejarla allí las horas o días que duren la peritación y la reparación e ir al trabajo en transporte público mientras tanto. Y todo por respetar las normas de circulación.

PD: Al final he podido reparar la moto sin mayor problemas, eso sí, a costa de mi tiempo.