El blog de Fede Álvarez

Videojuegos, libros, música, cine y nostalgia de los 80 y 90

Visita al Museo Estación de Chamberí

En los años 90 usaba bastante más el transporte público que ahora. Aunque siempre me ha gustado más el autobús, reconozco que el metro suele ser más rápido. Hoy día, casi todo el mundo va mirando el móvil, escuchando música, jugando, leyendo o viendo películas. Pero, en aquella época, lo más normal era ir mirando a las musarañas (aunque yo era de los que devoraba libros o el rarito que jugaba a la Game Boy).

El caso es que, no sé si por casualidad o porque ya había leído algo al respecto, una de las muchas veces en las que arrimaba la nariz para poder ver más allá del cristal del vagón, me pareció ver lo que parecía el andén de una estación en medio del túnel, sin iluminación alguna. Efectivamente, se trataba de la antigua estación de Chamberí, situada entre las paradas de Bilbao e Iglesia de la Línea 1.

Así eran las taquillas del metro de Madrid en los años 50 Así eran las taquillas del metro de Madrid en los años 50

Hasta el año 2008 no se pudo visitar. Sin embargo, el hecho de que se tapiaran sus accesos, permitió que permaneciera en un estado de conservación razonable.

Con el Metro de Madrid me une una relación familiar, ya que dos hermanos de mi abuela trabajaron en él: Ángel picando los túneles y Miguel de revisor; recuerdo haberle visto una vez, bien pequeñito, abriendo y cerrando las puertas desde el vagón de cabecera, en uno de aquellos trenes con unas bombillas que iban perdiendo intensidad a la par que el motor aceleraba. Qué distinto era el Metro de entonces del de ahora.

Este fin de semana no teníamos nada planeado, y como hacía tiempo que quería visitar la estación, y a mi hijo le encantan los trenes (de muy pequeño uno de sus pasatiempos favoritos era sentarse a verlos pasar) nos animamos toda la familia a ir a conocerla. Para llegar hasta allí, fuimos hasta Alonso Martínez y, desde allí, una pequeña caminata por Santa Engracia, con una ligera pendiente hacia arriba, hasta llegar a la plaza de Chamberí.

No obstante, casi nos quedamos con las ganas, porque resulta que las entradas, aun siendo gratuitas, se han de reservar con antelación. Aunque quizás por eso de la gratuidad, y por la poca seriedad del personal, hay gente que las reserva y luego no acude, con lo que en cada turno quedan varias vacantes. Nos aprovechamos de esa circunstancia para poder entrar en el último pase matinal de visitas, a eso de las 13.20h.

La publicidad se pintaba sobre azulejo La publicidad se pintaba sobre azulejo

La visita es guiada y dura una media hora, en la que atravesaremos las taquillas y bajaremos hasta uno de los andenes (el del sentido norte). Podremos contemplar la decoración como estaba en el momento de su clausura, y detalles muy curiosos, como los antiguos tornos de salida (que se abrían al pisar una placa metálica), la oficina del jefe de estación o los carteles publicitarios en azulejo. Es como un pequeño viaje al pasado que sólo se ve truncado cada vez que pasa uno de los modernos trenes que circulan actualmente por la Línea 1.


Cine: Indiana Jones Y El Dial Del Destino

No me prodigo mucho comentando películas por aquí. Desde luego, no he hablado de todas las que he visto. Aunque el cine últimamente lo pisamos bien poquito, y las pocas películas que vemos en casa, lo hacemos en dos partes; es lo que tiene la paternidad y el cansancio.

Una de las pocas de las que sí que he hecho una escueta reseña fue la entrega anterior de la franquicia de Indiana Jones, la vilipendiada por muchos Indiana Jones Y El Reino De La Calavera De Cristal. Una película que siempre he defendido porque, aunque no esté a la altura de las mejores, el mayor problema que tuvo fue que nosotros ya no éramos críos ni adolescentes. Me hace gracia leer que llamaba "abuelo" al arqueólogo, habida cuenta de que hace 15 años de aquello.

Indiana Jones y el Dial del Destino Indiana Jones y el Dial del Destino

Hoy tampoco me voy a extender mucho más. Sólo unos datos para la posteridad. Al final he conseguido ver casi todas las entregas en pantalla grande menos El Templo Maldito (que es la que menos me gusta, por cierto). El Arca no fue en un cine como tal, sino que la vi en el salón de actos de la iglesia. Imagino que harían cine de verano o algo parecido, porque fui alguna vez más, aunque solamente recuerdo esta película. La Calavera y el Dial las he visto en Kinepolis ambas, en su estreno. La Última Cruzada también, pero no en su estreno, sino en una reposición que se hizo a iniciativa de un club de fans; no recuerdo muy bien cómo fue el asunto, pero fue todo un gozo poder disfrutar de mi entrega favorita en aquellas circunstancias.

De esta entrega quiero resaltar que creo que, aun no habiendo sido dirigida por Spielberg, encaja más en el patrón de la saga que la anterior, por ejemplo. Y le da un final digno a la historia de nuestro arqueólogo favorito (con permiso de Nathan Drake y Lara Croft). Si sois fans, creo que no os defraudará. Aunque parece que hoy hay gente siempre dispuesta a sacarle punta a todo. En cualquier caso, parece que la recepción del público en las salas ha sido peor de lo esperado.

Y, por pedir un deseo, que (re)pongan la serie de Las Aventuras Del Joven Indiana Jones en Disney +, aunque sea en versión original.


Visita al Museo Histórico de la Informática de la ETSIINF

El Museo Histórico de la Informática de la ETSIINF se inauguró en el año 2004. Primero estuvo situado en lo que era la Sala de Lectura del Bloque 5, hasta que, en 2013, se trasladó a su ubicación actual, la antigua Sala de Terminales del Centro de Cálculo. No es una exposición que esté permanentemente accesible. Sólo se puede visitar previa solicitud, o bien esperar a alguna de las jornadas de puertas abiertas que ofrecen de vez en cuando.

Cuando vi el anuncio de que iban a abrir algunos viernes en junio y julio, marqué las fechas en el calendario. Esta vez no iba a dejar escapar la ocasión. Así que hoy, después de comer, me planté allí. Primero he pasado por la cafetería para tomar un café mientras tenía una reunión de trabajo (bendito teletrabajo) y, una vez cerrada la semana (laboralmente hablando), he guardado las cosas en la mochila y me he encaminado a la entrada del Museo.

Me he asomado tímidamente a la puerta, sin saber muy bien por dónde empezar, pero enseguida se han acercado a mí Alejandro y Miguel para hacerme de guías de la visita. Afortunadamente (para mí, no para el Museo), la afluencia era bien escasa (sobre este asunto reflexionaré un poco más tarde), así que me han podido dedicar todo el rato en exclusiva a explicar todo el material expuesto y a aguantar mis batallitas con enorme paciencia hasta más allá de la hora de cierre, las 18.00h.

Mi querido ZX Spectrum de 48K Mi querido ZX Spectrum de 48K

Miguel se encargó al principio de enseñarme toda la exposición, y luego se unió Alejandro. Fuimos un poco rápido, y tampoco me paré a leer todas las fichas, algo que quiero hacer en una próxima visita. No deja de ser curioso contemplar, expuestos en vitrinas, objetos y herramientas con las que has podido trabajar en tu día a día. Te hace viajar en el tiempo y, también, sentirte un poco viejo.

En una sala anexa hay una exposición dedicada a la denominada "Edad de Oro del Software Español", y centrada en el videojuego La Abadía del Crimen, que se puede jugar tanto en un Amstrad CPC 464 como en un PC más moderno.

La Abadía Del Crimen para Amstrad CPC La Abadía Del Crimen para Amstrad CPC

Después de la visita propiamente dicha, y ya en una distendida charla con Alejandro y Miguel, a la que se unió Gonzalo, otro de los mantenedores del museo, me enseñaron un buen puñado de fotos de profesores y alumnos de la Facultad de finales de los años 90. Eché un ojo rápido, por si daba la casualidad de que salía en alguna de ellas. No hubo suerte, y siempre lamentaré no tener fotos de aquella época. Sin embargo, sí que aparecían algunos de mis excompañeros y, por supuesto, exprofesores.

Yo, por mi parte, les estuve aburriendo un rato con algunas de las anécdotas y curiosidades de cuando estudiaba allí. Y salí con el compromiso de colaborar con ellos en el mantenimiento del Museo, de una u otra forma.

Es un museo pequeñito pero interesante, que alberga algunas joyas escondidas, como una estación Next similar a la usada por Sir Tim Berners-Lee para crear la World Wide Web. Quizás el hecho de estar en un lugar tan apartado (el campus de Montegancedo) y no abrir sus puertas a menudo hace que pase más desapercibido de lo que debería.

Estación NeXT Estación NeXT

Podéis ver todas las fotos que hice en este álbum de fotos.


Juegos: Kirby Y La Tierra Olvidada (Switch)

Tiene narices que, de todos los juegos que hay de Kirby, desde su estreno en la Game Boy, y teniendo disponibles algunos (el de WiiU, los que vienen en la NES y SNES Mini, los del online de Switch), he tenido que estrenarme con la primera entrega en 3D. La vida es así...

Kirby Y La Tierra Olvidada Kirby Y La Tierra Olvidada

En su planteamiento me ha recordado bastante a los juegos de Yoshi (Wolly World, Crafted World), en cuanto a la distribución en fases no demasiado largas que no son difíciles de superar (sin llegar a ser un paseo). Si bien son títulos en los que, si queremos encontrar todos los secretos, ya no resulta tan sencillo.

Durante la aventura nos enfrentaremos a diversos "jefes finales" Durante la aventura nos enfrentaremos a diversos "jefes finales"

La mecánica básica consiste en que Kirby puede comerse a los enemigos y obtener sus habilidades. También puede tragarse ciertos objetos del escenario y "convertirse" en ellos. De esa manera, tendremos que enfrentarnos a zonas de plataformeo, algunos puzles (no demasiado complicados) y, además de los enemigos básicos, a jefes finales al terminar cada área. Además, recolectando puntos podemos potenciar las diferentes habilidades. Al terminar cada fase, se nos mostrará un resumen de nuestro desempeño, y si hemos realizado o no las tareas "adicionales" (que, a priori, no sabemos cuáles son). Este detalle supone un acicate para rejugar cada uno de los niveles hasta obtener el 100% (o los suficientes puntos para mejorar las habilidades de Kirby).

Gráficamente se ve bastante bien. Sólo me ha chirriado un poco que, a cierta distancia, las animaciones van a una tasa de frames más baja (para optimizar el rendimiento). No es desde luego el único juego que emplea ese truco, pero por el motivo que sea, se nota demasiado. Aunque no afecta en ningún modo a la jugabilidad, por supuesto. Es un juego muy bonito y agradable de jugar. Las melodías son súper pegadizas, de esas que se te quedan en la cabeza y te sorprendes a ti mismo tarareándolas en cualquier otra circunstancia.

Los escenarios son variados y muy bonitos Los escenarios son variados y muy bonitos

Empecé a jugar el 5 de abril y, durante la Semana Santa, le puede dedicar algo más de tiempo de lo habitual. Además, jugando en compañía de mi hijo, lo cual siempre se agradece. Luego lo dejé aparcado unos días hasta que lo retomé para terminarlo hoy, 14 de mayo. No dispongo de la cifra exacta, pero le he dedicado algo más de 10 horas, viendo el final pero sin completarlo al 100%.

Si te gustan los juegos de plataformas en 3D con algo de acción y puzles, este juego no te va a defraudar.


Juegos: Death Stranding (PlayStation 4)

Voy a empezar esta reseña por el final, para no haceros perder el tiempo que yo he perdido con este juego. Me ha parecido un bodrio en el que he desperdiciado casi 40 horas de mi vida.

Death Stranding Death Stranding

No tenía que haberlo empezado. De hecho, ni siquiera lo he comprado, sino que me lo ha prestado mi buen amigo Miguel (bondades del formato físico que, más pronto que tarde, parece condenado a desaparecer). Especialmente porque venía ya un poco "quemado" de jugar a Horizon Zero Dawn. Pero bueno, ya está, tomé esa decisión. También podría optado por dejarlo en cualquier momento. Al fin y al cabo, ese tabú ya lo rompí hace mucho con Bionic Commando.

Le quise dar una oportunidad por la historia narrada, aun a sabiendas de que la imaginación de Hideo Kojima es tan desbordante que me cuesta seguirle el hilo. Y, en estas, que he seguido jugando, como digo más por cabezonería que otra cosa, hasta las 37 horas largas que me ha llevado completar el relato, entre el 5 de febrero y el 17 de abril del presente año.

Tiempo total de juego Tiempo total de juego

El problema es que la narrativa tampoco me ha terminado de llenar, y de ahí la impresión final de haber perdido el tiempo. Desde luego, conmigo que no cuenten para la segunda parte. Prefiero volver a jugar a Metal Gear Solid en cualquiera de sus entregas antes que eso.

El argumento es una nueva "fumada" de Hideo Kojima El argumento es una nueva "fumada" de Hideo Kojima

El caso es que la mecánica del juego no dista mucho de los títulos que se vienen denominando "sandbox" o "mundo abierto", que para mí no son tal, ejerciendo más de simulador de recadero que otra cosa. Aunque, en este caso, sin disfraz ninguno, ya que el protagonista es, precisamente, un "mensajero", encargado de transportar paquetes por un mundo post-apocalíptico. Las misiones no son otra cosa que llevar encargos de una parte a otra del mundo del juego. Mientras lo hacemos, la historia avanza.

Iremos cargados de paquetes hasta los topes Iremos cargados de paquetes hasta los topes

Otros juegos lo disfrazan con tiroteos entretenidos, conducción divertida, acopio de recursos para sufragar nuevas construcciones, misiones variadas o un árbol de habilidades que te incita a ir evolucionando para descubir nuevas zonas. Pero, en mi opinión, no podemos encontrar nada de eso en Death Stranding. Es más, la propia idiosincrasia del juego, como que el "declive" termina por estropear todas las cosas, o que debemos tratar de preservar la vida de todas las personas, incluidas los enemigos, impide que alguno de estos "disfraces" pueda funcionar adecuadamente.

Al menos el juego es bonito, y tiene una dirección artística muy particular y reconocible. Pero para mí no es suficiente. Prefiero algo más feo pero entretenido.

A veces nos detendremos a contemplar los paisajes como, en este caso, después de echar una meada (sí, habéis leído bien) A veces nos detendremos a contemplar los paisajes como, en este caso, después de echar una meada (sí, habéis leído bien)

Aun siendo un juego que tiene muchos seguidores y que, imagino, no ha funcionado nada mal en ventas (ya que hay una segunda parte en desarrollo), creo que es la primera vez que recomiendo desde estas líneas huir de él y dedicar tu valioso tiempo a cualquier otro asunto. Aun así, prefiero no comentar nada del relato, porque entiendo que es su principal activo, no sea que algún despistado que lea esto lo quiera disfrutar.

Seguro que muchos pensaréis que no es tan diferente a GTA, Red Dead Redemption, Assassin's Creed u otros juegos que sí que me gustan. Pero es eso, para gustos, colores.


PlayStation VR 2

Ya lo dije cuando se anunció Gran Turismo 7, aunque todavía faltaban por precisarse muchos detalles: ese será el juego por el que me compraré la PlayStation 5 y la nueva generación de PlayStation VR. Y así ha sido.

La verdad es que podría (y debería) haber postergado la compra de ambas cosas. Soy plenamente consciente de que debería haber esperado a comprar la consola a su precio de venta normal, cuando se estabilizase el stock. Y también debería haber esperado a probar las gafas antes de comprarlas (aunque esta vez no han montado ningún "showcase", así que era encontrar a algún conocido que las tuviera o nada). Pero una semana dura en el trabajo ha servido como excusa para calentarme y comprarlas ya. Así que, aquí estamos.

Frontal casco PlayStation VR 2 Frontal casco PlayStation VR 2

Son muy caras (600 €), aunque sigo pensando que no lo son mucho más que las de la generación anterior, que costaban 400 €, pero al precio había que sumar la cámara y los dos mandos move. También habría que tener en cuenta la inflación, que no es moco de pavo. Y las mejoras tecnológicas.

En este caso, basta con un único cable que se enchufa a la consola, a diferencia de todos los cables que había que conectar en la versión anterior. El propio casco lleva cámaras para calcular la posición, así que no es necesaria cámara en la consola. Y los mandos son, por descontado, muchísimo más avanzados que los Move de PlayStation 3, que no dejaron de ser un apaño para salir del paso en la generación previa. También tiene vibración en el casco y los mandos, así como seguimiento ocular.

Trasera casco PlayStation VR 2 Trasera casco PlayStation VR 2

El catálogo de juegos todavía está por crecer, aunque ya hay disponibles algunos "buques insignia" como Horizon o Resident Evil 7. Pero yo me voy a centrar en "mi libro": Gran Turismo 7. Y voy a ir al grano.

Sinceramente, pensaba que la calidad gráfica iba a ser mayor. Y, en ese sentido, me ha decepcionado un poco. Obviamente, se ve mejor que el modo VR de Gran Turismo Sport (faltaría más), pero muy por debajo de los gráficos 4K que ofrece juego en un monitor convencional. Además, el "popping" es bastante acusado; no hace falta tener vista de lince para darse cuenta. Pero, también os digo, una vez que te pones a conducir, lo puedes pasar por alto. Y es que, en esta ocasión, se puede disfrutar del juego completo en modo realidad virtual. Carreras, contrarreloj, modo online. Todo.

Mandos PlayStation VR 2 Mandos PlayStation VR 2

Es un salto tal que, una vez que lo pruebas, ya no quieres volver a jugar a ningún juego de coches en una pantalla. Algo parecido a lo que ocurre cuando pruebas un volante, que ya no quieres jugar con el mando nunca más. Así que me da que los mandos de PlayStation VR 2 se van a quedar ahí cogiendo polvo, porque de momento, salvo que anuncien algún juego tipo Astro Bot, va a ser Gran Turismo el único juego con el que las aproveche (y bien aprovechadas). A ver si los señores de Codemasters (ahora Electronic Arts) se animan a incorporar un modo VR en su franquicia de Formula 1.

Actualización 21.07.2023

Por fin he conseguido el trofeo de platino en Gran Turismo 7. La primera vez que lo consigo en un título de la saga. Y, como era de esperar, no he vuelto a jugar en el monitor desde que me compré las gafas. Habiendo asumido que el rendimiento del juego es el que es, lo estoy disfrutando muchísimo.

Por otra parte, el catálogo de juegos de realidad virtual está un poco estancado, bajo mi punto de vista. Además, lo que está saliendo no es muy de mi agrado, así que tiene pinta de que GT7 va a ser el único juego con el que amortizar el gasto en las gafas.


Lecturas: Bits armónicos y pijamas de monos

A finales de los años 80, los juegos de Commodore Amiga eran sinónimo de espectáculo. El ordenador poseía unas capacidades multimedia que hacían palidecer los 4 colores de las tarjetas CGA de los PCs (si es que teníamos la suerte de tener un monitor en color, cuando lo normal era usar los de fósforo verde). Pero, si en el músculo gráfico no había color (permítase el chascarrillo), en el apartado sonoro no había ni por dónde empezar. Cuatro canales de sonido digital frente a un triste beeper emisor de pitidos.

Y, claro, aquí viene la deformación profesional. Todavía hoy, 30 años después, tengo grabadas a fuego en mi alma de músico bastantes melodías de aquellos juegos, siendo la de la introducción de Risky Woods (Zeus Software / Dinamic - 1992) una de las que ocupa el podio. José Antonio Martín Tello fue el encargado de poner sonido a la obra de Ricardo Puerto y Raúl López. Antes lo haría con los títulos de Creepsoft y posteriormente lo haría con otros de Dinamic, incluyendo algunas entregas de la mítica saga PC Fútbol.

Hace ya tiempo que sigo a José Antonio en Twitter, y así me enteré de que este año iba a publicar un libro narrando su periplo como músico durante las décadas de los 80 y 90. En principio sonaba interesante, y tomé nota. Pero fue algo que ocurrió después, totalmente por casualidad, lo que decantó la balanza para que me decidiera a hacerme con él, más pronto que tarde.

Una conversación banal, por Twitter, a colación de una ración de oreja, pasó al ámbito privado. Durante la misma volvió a quedar patente, una vez más, que el mundo es un pañuelo. En aquella época, José Antonio vivía cerca de mi casa (la de mis padres). De hecho, vivía casi al lado de la casa de mi abuela. Tirando del hilo, resulta que era cliente de la misma peluquería a la que íbamos mi padre y yo hasta que "cerró" (con comillas, eso daría para otra historia que no voy a contar ahora). Pero no quedaba ahí la cosa. Estirando más y llevándomelo a lo personal, ¡resulta que estudió música en la misma academia que yo!

Esta reflexión me la he hecho muchas ocasiones en el pasado: José Antonio debe de tener como 6 años más que yo. De jovencito quería haber trabajado haciendo videojuegos o, por lo menos, componiendo música para ellos. Sin embargo, me pilló demasiado pequeño, sin la suficiente motivación, o quizás sin ambas cosas. Porque aprendí a programar basante pronto (en BASIC, eso sí), soñaba con trabajar para Dinamic (con 13 años) y también compuse algo de música, algo en el Amiga, pero sobre todo con el PC cuando compré mi primer sintetizador. Pero la música me llevó por otros derroteros (que no desdeño en absoluto). Puede que mi vida se hubiera parecido a la de José Antonio si hubiera sido algo mayor o hubiera coincidido con compañeros distintos en los estudios o vecinos con inquietudes similares. O, lo más seguro, es que no hubiera sido lo suficientemente brillante, aunque hubiera tenido más edad. En cualquier caso, este es un libro que he leído empatizando totalmente, y poniéndome en la piel del protagonista como probablemente no pueda hacer con ningún otro relato.

Finalmente, sus Majestades los Reyes Magos de Oriente tuvieron a bien obsequiarme con el libro en la madrugada del 6 de enero. Y apenas me ha durado 3 días; no he leído el libro, lo he devorado. Tampoco es un texto especialmente largo ni denso. Sus algo más de 200 páginas están salpicadas con bastantes fotos e ilustraciones, y el tamaño de letra es bastante generoso.

  • Autor: José A. Martín
  • Año: 2022
  • ISBN: 978-84-19380-60-9
  • Depósito Legal: PM 00812-2022
Bits armónicos y pijamas de monos, de José A. Martín Tello Bits armónicos y pijamas de monos, de José A. Martín Tello

El autor nos presenta un relato cronológico, que empieza en diciembre de 1982 y concluye en diciembre de 1999, para retomarlo en una suerte de "reenganche" entre los años 2016 y 2019. Presenta cada intervalo temporal con un relato de aquella actualidad o, mejor dicho, los temas que a él más le afectaron o que mejor recuerda para, una vez contextualizadas, narrar sus propias vivencias, en lo personal (estudios, servicio militar, trabajo), componiendo música para videojuegos o en su aventura musical con el grupo Ayer En Albania.

El texto está aderezado con multitud de fotografías, algunas supongo que de su archivo personal, que nos ayudan a ponernos en situación, y creo que cumplen su objetivo. Como guinda, nos ofrece unos cuantos códigos QR que, si escaneamos con nuestro teléfono móvil, nos permitirán escuchar algunas de sus músicas remezcladas para la ocasión (con la contribución de la voz de su hija Maryam). Todo este despliegue nos ayuda a transportarnos a cada momento del relato, y es como si estuviéramos viendo a José Antonio por un agujerito vivir su vida en aquellos años.

No es un libro especialmente barato, pero al menos la edición es buena, de tapa dura, con un papel de buena calidad. Y no engaña con lo que ofrece, haciéndolo además de una manera muy personal, que te envuelve y que, sin darte cuenta, te lleva de principio a fin casi sin darte cuenta.


Tim Burton - El Laberinto

Hacía mucho que no íbamos a ninguna exposición. Básicamente, desde que nació Óscar. Así que, en estos días pre-navideños, contando con que mi mujer tenía ganas de ver esta, nos hemos animado a ir los tres al Espacio Ibercaja Delicias. Y eso que el precio de las entradas ya nos parecía, a priori, algo caro (23,50€ por adulto).

Una vez vista, la verdad es que se confirmaron mis sospechas. No es algo caro, es muy caro para lo que ofrece, todavía más si no eres fan incondicional de Tim Burton, como es mi caso.

Mars Attacks Mars Attacks

La exposición está estructurada en forma de "laberinto", de manera que entras en una sala, contemplas los objetos allí expuestos (todos relacionados con una película concreta) y dispones de varias salidas, de las cuales debes escoger una al azar.

El sistema me parece un poco tramposo por varios motivos. El primero es que supone una buena manera (o sea, una excusa) para que los organizadores se hayan ahorrado elaborar una narrativa para la visita. No todas las puertas conducen a diferentes salas; las hay que llevan a la misma. Pero el problema más grave es que, con este sistema, te dejas salas sin ver. ¿Qué ocurre si tu personaje favorito es Eduardo Manostijeras, o tu película es Mars Attacks, o Sleepy Hollow (por poner ejemplos) y, al seleccionar aleatoriamente tu camino, te quedas sin ver las salas relacionadas? Porque si quieres repetir tienes que volver a pagar entrada.

Eduardo Manostijeras Eduardo Manostijeras

Además, la visita es muy corta. Nosotros la hicimos en media hora, y eso que fuimos muy despacio, tomándonos nuestro tiempo en cada uno de los objetos expuestos. A la salida, por supuesto, tenías la típica tienda de recuerdos en la que gastar todavía más dinero. Nosotros no picamos esta vez.

Sobre el contenido, la verdad es que había figuras muy chulas, así como bocetos dibujados por el propio Burton. En ese sentido, nada que objetar.

Beetlejuice Beetlejuice

Como digo, salimos decepcionados, obviamente muy condicionados por el precio. Hemos estado en exposiciones gratuitas que nos han resultado más satisfactorias.

Foto de portada: Fabian Morassut